La ecuación común de la cosmovisión andina conecta a la naturaleza con los saberes de esas sociedades caracterizadas por una profunda carga emocional, sentimientos y creaciones -en perfecta simbiosis- con el escenario prístino de los diversos mitos de origen, a los que se accede por medio de la magia que genera; a su vez, símbolos particulares en los distintos grupos humanos corporativos que sobrevivieron al choque cultural instituido por la conquista española.

Haucas y oráculos fueron los primeros elementos permeables al proceso de sincretismo al ser reemplazados por santos y diablos en el nuevo orden colonial… y es que todavía «hablan» acerca de la profunda relación familiar que tienen y que se articula a través de santuarios y parajes simbólicos, en una red política religiosa que traspasa de forma subrepticia el espacio de su propia pacarina, pese a los intentos oficiales por extirpar cualquier murmullo de idolatría.

Los Andes, como espacios sagrados, no desaparecen, siguen incólumes haciendo eco a su esencia tectónica, en donde la evangelización y la resistencia conviven como alternativa pasada y presente, enraizada en tradiciones milenarias a punto de sucumbir en un futuro próximo, pues nadie garantiza que los chips reemplacen el pensamiento mágico y la religiosidad en América andina, un libro que, en la coyuntura actual exhorta a la reflexión intensa sobre la extinción de nuestro pasado remoto y presente en transcurso…

Tamara Estupiñán Viteri